domingo, 14 de febrero de 2016

Soy un pedante y no tengo ni idea

Imagen encontrada en internet

"Lo siento josep, pienso que tienes buenas intenciones, pero ers un pedante que no tiene ni idea, si criticas a freud, lee en profindidad, idem lacan, idem neurociencia que cuando te conviene mola y cuando no pones un rollo de cortar pegar para criticar, como siempre superficial, me apena la gente que tw sigue y cree aprender algo, gergen se merece algo mejor, chao".

Este es literalmente un mensaje que alguien ha colgado hace un ratito en facebook al hilo de uno de mis irónicos comentarios sobre Paulo Coelho. La verdad es que no tengo bien claro qué tiene que ver. Pero bueno... 

No cito a la persona que lo ha escrito por preservar su derecho a la privacidad. Aunque, claro, este comentario es público; es público bajo su estricta responsabilidad y voluntad. 

En facebook ya he comentado algunas cosas. Pero el asunto es: ¿cómo responder a este tipo de críticas sin ningún argumento, quasi insultantes, mal redactadas, con faltas de ortografía y etcétera, etcétera,...?

Críticas, además, en las que se cita a personas -Freud, Lacan, Gergen- que no tienen nada que ver con el objeto de mi ironía -Coelho-. 

Aunque estoy muy cansado -hoy, entre otras cosas, he tenido una intensísima sesión de prácticas colaborativas de más de tres horas- no me viene de gusto irme a dormir sin aportar una breve reflexión sobre este humilde acontecimiento de mi vida cotidiana.

¿Qué hago? 

¿Humillo públicamente a esta persona, como ella parece haber intentado hacer conmigo (sea migo lo que sea)? Es una persona; un ser humano. No tengo ningún derecho ni tampoco ganas de hacerle daño.

¿Entro en una discusión profunda para demostrar que mis críticas no son superficiales? Uffffff!!!

¿Me enfado? Bueno...

¿Me cago en tó? Valeeeeee. Hecho. ¿Y?

¿Me justifico cuando ya sé que absolutamente a nadie le interesan mis autojustificaciones (y menos a quien eso escribió)?

¿Intento abrir el diálogo? ¿Intento convencer a esa persona de que yo no soy un pedante ni nada de eso de lo que me acusa, así, casi alegremente? Ineficaz. Es que, seguramente sí que soy un pedante. No me gustaría; pero ese calificativo sobre mi persona no lo decido yo...

O... ¿me sirvo un vasito -sólo uno, que mañana trabajo- de Anís del Mono, me fumo un cigarrito, me pongo un disco del Lucio Battisti en el pick-up y escribo esto que estoy escribiendo?

Pues eso.

Ayyyyyyyyyyyyyy


sábado, 13 de febrero de 2016

Todo está DES-conectado

Foto: Producción propia. Deriva urbana en Praga, República Checa. 2012.

(Nota publicada en Facebook el pasado 5 de diciembre)

Hace tiempo que vengo dándole vueltas a esa posibilidad: la de que todo esté desconectado.

La opción de discurso (hay quien llama al discurso “pensamiento”) crítico y dubtante por la que me decanto implica no dar nada por sentado (ver Mentalidad humana*); no aceptar ninguna verdad por verdadera que parezca ser. Las verdades asentadas tienen su fundamento nada más que en la costumbre y llegan a eso, a asentarse, por moda. Una de esas verdades modernas es la de que todo está conectado. A partir de ella se pueden hilvanar otras, como, por ejemplo, que todo tiene una causa y un efecto, un sentido, una intención. O, más metafísicamente hablando, que todo es uno.

La idea resulta, desde luego, atractiva. Pero ¿es verdadera? Bueno, no habiendo nada verdadero esto, seguramente, tampoco lo es. Mas, ¿cómo ha llegado a florecer (sic) y a alcanzar su característica de verdad bien asentada en un cómodo sillón equilibrado (sic2) y pleno de paz interior (sic3)?

Sí, seguramente en su asentamiento tiene mucho que ver la religión y la New Age. Hay claras conexiones. Pero también la ciencia (o una parte de ella) parece pretender mostrar esa conexión, esa unión de todo con todo desde que descubrió -es un decir- que nada se crea ni se destruye o algo así. Algo así (sic4) como que la materia se convierte en energía y viceversa. De nuevo una idea tremendamente atractiva. Pero, otra vez, ¿es verdadera?

¿Qué pasaría si todo está desconectado? ¿Qué pasaría si las cosas no ocurren por causa y efecto, sino por casualidad? ¿Es posible que seamos nosotros, los humanos, quienes damos sentido e intención a las cosas que ocurren, a los procesos y a los hechos? Esta idea desde luego que no es nueva; pero está a la base de mi teoría hipotética del sentido, la intención y la acción, que apenas esbozo en mi libro antes referenciado y que probablemente detallaré mejor en el próximo.

Bueno, pues eso, voy a seguir dando vueltas al asunto, a ver si soy capaz de ir dotando de sentido discursivo a lo que en un mundo desconectado y sin ningún tipo de unidad sería el reino del caos. O no...

¡Seguimos!!!


sábado, 6 de febrero de 2016

Ciencia y Psicología II. Investigación Acción Participante

Fotografía encontrada en el blog "La desigualdad en la igualdad"



"Las ciencias sociales, por otro lado, suelen asociarse al uso del llamado método cualitativo, si bien no hacen en absoluto ningún feo a la cuantificación de variables a través también de métodos estadísticos y -en psicología- psicométricos. Algunos de los métodos cualitativos más utilizados en ciencias sociales son:

 Cuestionarios y encuestas.
 Trabajo de campo y observación.
 Diseños transversales que describen las variables y miden sus relaciones (por ejemplo, en el estudio de grupos sociales).
 Diseños longitudinales que analizan los cambios en una misma variable (por ejemplo en un solo individuo humano a lo largo del tiempo).
 Observación participante. Método muy usado en la etnografía, en el que el investigador se integra en el grupo sociocultural investigado.
 La Investigación Acción Participante (IAP). Es una metodología bastante reciente utilizada, sobre todo, en intervención psicosocial, en la que el interventor genera cambios voluntarios en el objeto de investigación, normalmente un grupo o comunidad social".
Déjame que "observe" un poco el último método. ¿Cómo que el interventor genera cambios voluntarios en el grupo sujeto a investigación? ¿Pero esto qué es? ¿Nos hemos vuelto locos?

Fíjate cómo, según la física cuántica y similares (*) dicen que durante los experimentos y observaciones de los fenómenos el experimentador y los observadores generan cambios involuntarios en el fenómeno sujeto a experimentación y observación. Esto es tremendísimo. Y la inmensa mayoría de los mortales no lo podemos ni comprobar ni siquiera imaginar. Sólo -como casi todo, por no decir todo- nos lo podemos creer o no. Vamos a creernoslo. Vamos a aceptar que eso es verdad. Vale, de acuerdo, "cambios involuntarios" en el comportamiento de las partículas subatómicas o de los grupos humanos. Entonces en cualquier experimento u observación habrá que tener en cuenta los sesgos que el propio experimentador u observador introduce durante su investigación. Complicadísmo, pero cierto (por ahora; quién sabe dentro de un rato...).

Más eso de introducir cambios de manera voluntaria... En el caso de una  ciencia social como la Psicología, además... Eso es muy peligroso, ¿no?

Lo es. Otra cosa sobre la que reflexionar es para quién es peligroso en función de las intenciones con que se haga...

Por otro lado, ¿es posible actuar investigativamente sin introducir cambios en un mundo tremendamente injusto con las personas que investigamos? ¿Qué procesos van a aparecer? ¿Sólo asuntos intrapsíquicos? ¿Conductales? ¿Y los flujos de poder social? ¿Y la producción y distribución de recursos materiales y simbólicos? ¿Es posible ser ajenos, fríos, a todas esas problemáticas que, seguro, aparecerán aunque no sabemos de antemano cuáles ni cuándo ni cómo?

Permíteme ahora que me vuelva a copiar y pegar a mí mismo. Se trata de un capítulo de libro en prensa titulado "Estamos en guerra. De la biología de la violencia a la Psicología social de la Paz".       

"El psicólogo o el interventor([1]) social puede o no tomar partido. Puede o no, como ya dije al principio, implicarse en la problemática socioeconómica y política de sus conciudadanos y, por ende, en la suya propia. Aunque no parece pensable ni defendible una práctica psi ajena al contexto.

Ante cualquier situación de pérdida de dignidad, derechos civiles, opresión, latrocinio, injusticia,… propongo que la primera -e ineludible- pregunta que nos hagamos sea: ¿de qué poder disponen los afectados como colectivo?

Siguiendo a Montero (quien, entre otros, se basa en Foucault y Martín-Baró, ¡excelente combinación!), el poder es "...el diferencial de recursos (...) la posesión de recursos es lo que hace la diferencia." (2003, pág. 39). De entrada, pues, es muy posible que el colectivo en el que vamos a participar no disponga de ningún poder a causa de su falta de recursos.

La primera misión del psicólogo y/o interventor social es colaborar en la auto organización del colectivo para reconstruir esos recursos -seguramente perdidos o, mejor, robados- o construir nuevos. En esta primera fase es preciso actuar sobre tres constructos interrelacionados que tomo en general de la Investigación Acción Participativa en general y más concretamente del politólogo y sociólogo español Tomás Villasante (1998; 2000): las necesidades, las propuestas y la acción. Lo novedoso de esta actuación es que su interacción no es lineal, sino radial y sujeta a los cambios y sucesos que irán surgiendo a lo largo de la investigación/intervención. El psicólogo interviene en este punto como un movilizador de recursos, como un generador de empowerment por el propio colectivo que ha de ser capaz de modificar la realidad social".


[1] No me gusta la palabra interventor. Pero no encuentro una mejor, por ahora… En cualquier caso, un interventor es alguien que interviene. Dejémoslo, pues, así, si le parece bien al lector…

Montero, Martiza (2003). Teoría y práctica de la psicología comunitaria. La tensión entre comunidad y sociedad. Barcelona: Paidós.
Villasante, Tomás R. (1998). Algunas referencias para un debate creativo: abriendo una nueva etapa para el network analysis. Ponencia presentada en el Seminario Internacional Complutense "Social Network Analysis. Consolidación de un paradigma interdisciplinar". Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
Villasante, Tomás R.; Montañés, Manuel y Martí, Joel (coords.) (2000). La investigación social participativa. Construyendo ciudadanía. Barcelona: El Viejo Topo.

Seguramente habrá quien diga que esto no sólo no es Ciencia; ni siquiera Psicología... Puede ser. Probablemente sea más psicológicamente científico o más científicamente psicológico lo que destaqué hace apenas un mes  en la entrada Ciencia y Psicología I. El experimento de la caja y los dos palos...

¡Pronto más cosas! Que esto no se acaba aquí...

 ¿De qué sirve esto?

- Para profesionales y estudiantes de Psicología. Continuar con reflexiones y posibles debates sobre la cientificidad de la misma.

- Para las personas en general. La Psicología, en cualquiera de sus prácticas -psicoterapia, acción social, educación, organizaciones, investigación,...- nunca es inocente; siempre tiene una intención, oculta o no. Esta puede ir desde la alineación, al robo de la palabra a que el sistema psico-sanitario quiere mantenernos sujetos, hasta la desujeción y la búsquedade nuevos caminos posibilitadores de una vida mejor. Para todas y todos.

¡Saludos!!!

Citación:

Seguí Dolz, Josep (2016). Ciencia y Psicología II. Investigación Acción Participante. Blog Josep Seguí Psicología, 06/02/2016. http://josepsegui.blogspot.com.es/2016/02/ciencia-y-psicologia-ii-investigacion.html.   Recuperado el dd/mm/aaaa.

(*) No tengo ni idea de eso. Pero por ahora voy a creerme lo que dicen; aunque es bastante improbable que sea como lo dicen...